viernes, 27 de febrero de 2015

La gran mentira...


Hace siglos la gente creía que la tierra era plana, después se pensaba que el sol giraba alrededor de la tierra, y también se llegó a asegurar que la tierra era el centro del universo. Pero no porque casi todo el mundo estuviera de acuerdo con esas creencias las convirtieron en verdad.

Los seres humanos creamos mentiras y después dejamos que estas mentiras conduzcan nuestras vidas, asegurándonos de hacer todo lo que sea necesario para reafirmarlas.

La gran mentira de la actualidad es que no somos perfectos; y que conveniente creerlo ¿no? pues es una excelente excusa para justificar nuestro comportamiento y nuestros resultados, y nuevamente casi todo el mundo está de acuerdo en que nadie es perfecto, pero ¿es verdad?

Hemos crecido con esa mentira, desde niños fuimos educados de que solo Dios es perfecto; pero si fuimos creados a su imagen y semejanza, en consecuencia ¿lo estamos llamando imperfecto?  O más bien ¿no queremos hacernos cargo y permanecer en la perfección? Ya que también fuimos creados con libre albedrio y tenemos la posibilidad de elegir.

Somos perfectos como somos creados, con nuestra condición física, nuestras virtudes, nuestros defectos, nuestras capacidades y limitantes, nuestro color de ojos y de piel. Todos contamos con amor, belleza, generosidad, creatividad, voluntad, nada de lo anterior puede desaparecer pues no posee forma ni límites.  Ahora probablemente te cuestiones, ¿y que si alguien tiene una enfermedad o discapacidad física? ¿Es perfecto? Seguramente con la información que tú tienes es imperfecto, pero ¿acaso eso que tú dices saber es la verdad? ¿Quién dice que eso que llamamos imperfecto no está alineado a la perfección según su esencia?

Durante nuestro proceso de “aprendizaje”, nos creamos una imagen mental de la perfección con el fin de tratar de ser lo suficientemente buenos. Diseñamos una imagen de cómo deberíamos ser para que los demás nos acepten. Buscamos la aprobación principalmente de nuestros seres queridos, empezando por mamá y papá, después la de nuestros hermanos, profesores, amigos  y de la sociedad misma. Queremos ser lo suficientemente buenos para ellos y creamos una imagen distorsionada de la perfección, pero no encajamos en ella.  Bajo ese punto de vista, nunca seremos perfectos. Y como no somos perfectos nos rechazamos a nosotros mismos. Gracias a esa educación en donde tratamos de ser lo suficientemente buenos para los demás, terminamos no siendo lo bastante buenos para nosotros mismos porque no encajamos en nuestra propia imagen de perfección.

El vivir con la creencia de que no somos perfectos, nos da la oportunidad ideal para justificar nuestras fallas, de justificar nuestros resultados “inesperados”, no justificando el resultado como tal, sino la falta de compromiso en nuestras acciones, el no hacer nuestro máximo esfuerzo y permitirnos entrar a nuestra zona de confort aceptando resultados mediocres en nuestras vidas, al fin… nadie es perfecto!  Y como nadie es perfecto, no es mi responsabilidad serlo, permitiéndome actuar constantemente desde mi EGO.

Pero no es suficiente con decir que somos perfectos; necesitamos creer que somos perfectos. Si creemos que somos imperfectos, esa mentira se unirá a más mentiras que la apoyarán, y todas esas mentiras juntas reprimen la verdad marcándonos cómo vivir nuestras vidas.

Ser perfectos significa estar en nuestro SER, alineados a nuestra esencia, a como fuimos creados, en plena consciencia y aceptación de nuestras capacidades y debilidades, dejando a un lado al ego y a todas esas creencias limitantes que nos sabotean constantemente.

Respeta tu cuerpo. Se te ha concedido un cuerpo perfecto para alojar a tu ser interior, independientemente del tamaño, la forma, el color o cualesquiera de las enfermedades o discapacidades que tenga, es una creación perfecta para el propósito que se te dio en esta vida. No tienes que esforzarte para estar perfecto, pues naciste perfecto; la perfección es algo que ya posees, si no la alteras. Tal vez ya alteraste tu cuerpo sano con exceso de alimento, privándolo de ejercicio o usando drogas y toxinas que lo han dejado aturdido y enfermo. Hoy es momento de declararle amor a tu cuerpo, llevando una vida de respeto a ti mismo y honrando el templo que te alberga.

Mantén una actitud de permiso y aceptación. La resistencia tan solo es la falta de armonía entre tu deseo de abundancia y tus creencias en tu capacidad generar o tu falta de mérito. Permitir significa un alineamiento perfecto. Una actitud de permiso significa no hacer caso a los esfuerzos de los demás por disuadirte de tu esencia y de tus sueños.

Imagínate que te amas a ti mismo tal como eres. Que amas tu cuerpo y tus emociones tal como son. Sabiéndote perfecto tal como eres. Solo existe la perfección y debemos tomar consciencia de ello, no hacerlo significa no estar consciente de lo que eres, una creación divina!


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miércoles, 25 de febrero de 2015

Yo siempre tengo la razón !



La razón es el premio que emerge ante toda eventualidad o discusión y todos se dicen poseerlo.

Pero….  ¿De qué te sirve tener siempre la razón si vives en conflicto con los demás?


La mayoría de conversaciones que establecemos en nuestro día a día, tienen que ver con la interpretación que le damos a las cosas que suceden en nuestra vida y de la manera en que las experimentamos. Es decir, dependen de la vivencia subjetiva de cada uno de nosotros y que siempre están filtrados desde nuestra particular perspectiva.

Llegamos a pensar que nuestro punto de vista es el correcto, aceptándolo como único y verdadero y aquí es en donde entramos en conflicto con los demás, ya que probablemente ellos estén convencidos de lo mismo.     .

El aferrarse a siempre querer tener la razón es una forma de violencia, ya que este patrón de conducta generalmente termina con un “perdedor” y un “ganador”. La sumisión de la otra parte es inevitable y se considerada como abuso emocional.

Una comunicación sana consiste en que ambas partes se sientan seguras de expresar lo que piensan y lo que sienten, de expresar sus propios puntos de vista sin el temor de ser criticado o menospreciado, y con pleno conocimiento que lo que están expresando es mera interpretación personal, en base a como cada quien ve su propia realidad. Es escuchar al otro y expresar respeto por sus puntos de vista, aún y cuando no estemos de acuerdo con ellos.

Hay que tener muy en claro que querer tener siempre la razón es solo expresión de egoísmo, porque consideramos que todo gira a nuestro alrededor y de la manera que nosotros decimos.

Todos vivimos en nuestro propio mundo, en nuestra propia mente, en nuestra propia realidad bajo nuestras propias interpretaciones; los demás están en un mundo completamente distinto al de nosotros. Cuando aseguramos tener la razón, suponemos que el otro sabe lo que hay en nuestro mundo e intentamos imponérselo por encima del suyo.

Lo cierto es que no experimentamos el mundo tal cual es, sino que lo filtramos por medio de nuestro ‘sistema de creencias’. Es decir, un conjunto de afirmaciones personales que consideramos verdaderas, y que nos guían como interactuamos con la realidad. Pero cabe señalar que cada ser humano tiene su propio filtro. Por lo general, transitamos por la vida dando por sentado que el modo en el que vemos las cosas corresponde a lo que realmente son. Pero debemos estar conscientes que aún y cuando estemos 100% seguros de tener la razón, no necesariamente sea verdad ya que hemos creado esa certeza en base a nuestro conocimiento, nuestra educación, nuestras expectativas, a nuestra forma de ver y vivir la vida. Es meramente nuestra propia creación.

Te invito a que consideres las opiniones de los demás como igualmente valiosas.  Esto no significa que debes estar de acuerdo con ellos, sólo di: “Sí, yo creo que tus puntos de vista son tan valiosos como los míos, y los respeto” ó “puedo ver tu punto de vista y entiendo tu posición”.

Si te mantienes abierto a las posibilidades infinitas que hay en la vida, sin la búsqueda insaciable de imponer tu propia realidad, o sin temor de ser rechazado o menospreciado por tus creencias entonces experimentarás felicidad y paz interior.

No hay nada más
equitativamente repartido
en el mundo que la razón;
todos creen tener suficiente.
René Descartes

 ¿Qué prefieres…  ser feliz o tener la razón?


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martes, 24 de febrero de 2015

El Compromiso...



CON + PROMESA

El compromiso es la promesa que vas a realizar contigo mismo y con la vida a la hora de tomar una acción o decisión. Es un acuerdo, que estableces contigo mismo y en consecuencia con el mundo, a la hora de realizar un proyecto o aquello que realmente quieres.

En la cultura organizacional se pueden expresar cinco niveles de compromiso:

Nivel 1: Obediencia: «Hago lo que me dicen a cambio de un pago». Como ejemplo, si solicito que un bolero lustre mis zapatos, eso será únicamente lo que obtendré.
La implicación para una aportación más allá de la tarea exigida no existe. El conjunto de personas que se sitúan en este nivel apenas emplean la inteligencia creativa en busca de cosas nuevas.

Nivel 2: Incentivo: «Lo hago porque me interesa; ahora mismo o muy pronto me premian por hacerlo». Un ejemplo para este nivel de compromiso podría ser el estimulo de puntualidad y asistencia que me otorgan en el trabajo, soy puntual porque me interesa el premio, y querré ser puntual mientras haya sido puntual los días anteriores, pero al momento de tener un retardo no cumpliré con la misma satisfacción mi compromiso de ser puntual.
Esta forma de contrato emocional es débil y se fragmenta con facilidad cuando no se alcanzan los logros. Sólo la existencia continua de resultados garantiza que este nivel no se rompa.

Nivel 3: Obligación: «Lo hago bien porque yo soy el responsable de hacerlo y he de rendir cuentas a otra persona de rango superior». Así las estructuras de responsabilidades construyen esa pirámide con la que frecuentemente se representan a las organizaciones y los objetivos. En donde hago lo que hago porque TENGO QUE hacerlo.

Nivel 4: Crear valor: «Busco el logro y la acción propia orientados a los que me rodean». El incentivo para seguir comprometido es el reconocimiento emocional que recibo de los demás.

Nivel 5: Alineamiento: «El proyecto me compromete porque está alineado con mi futuro». Este alineamiento está relacionado con mis objetivos personales, están involucrados mis sueños, por tal motivo HAGO LO QUE SEA NECESARIO para conseguirlos. Aquí SI o SI genero mis resultados.

Estos cinco niveles pueden existir en cualquiera de nosotros hay que ver en cual nos situamos, si no visualizamos el futuro o sabemos con certeza que es lo que queremos, entonces creamos un espacio en donde no vale la pena comprometerse.

Te invito a que te comprometas contigo mismo a nivel 5. Que cada compromiso que hagas lo realices como si tu vida dependiera de ello, pues realmente así es, tus resultados y la satisfacción generada en tu vida está en función de que tan comprometido estas con tus pensamientos, palabras y acciones.

Te invito que seas consiente a lo que te comprometes y que te comprometas por elección; sabiendo que lo que haces, si decides hacerlo, es porque será lo mejor para ti. Que bajo cualquier circunstancia siempre hagas tu máximo esfuerzo, independientemente del resultado que vayas obteniendo, sigue haciendo tu máximo esfuerzo, ni más ni menos. Sí intentas esforzarte demasiado para hacer más de lo que puedes, gastaras energía innecesaria y al final tu rendimiento no será suficiente para continuar, si por el contrario no das lo mejor de ti, terminaras con culpas y frustraciones.

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sábado, 21 de febrero de 2015

Ser congruente...


La congruencia es vivir alineado en lo que sentimos, decimos y hacemos. Lo contrario de aquella persona que contradice su acción con su pensamiento y con su sentir.

Un ejemplo de congruencia son aquellas personas que dicen que su salud es su bien más preciado, que de nada les sirve el dinero, las propiedades y el éxito si no se encuentran lo suficientemente sanos como para disfrutarlos, y en consecuencia hacen lo necesario para mantenerse sanas, identificando las claves de una vida saludable y luego ajustan su estilo de vida para alinearse con el ideal; cuidan lo que comen, hacen ejercicio, descansan el tiempo recomendado, llevan relaciones en armonía, buscan un trabajo que les satisfaga emocionalmente.

En el otro extremo están las personas incongruentes: piensan que la salud es importante pero llevan una vida sedentaria, fuman y comen alimentos tóxicos; piensan que les deben la vida a sus padres pero no los procuran en lo más mínimo; consideran que lo importante en la educación de sus hijos no son solamente las palabras sino el ejemplo y sin embargo discuten constantemente frente a ellos; o los que dicen que la familia es lo más importante y se la pasan de sol a sol encerrados en su trabajo.

La mayoría de nuestros problemas, en especial aquellos a los que no les encontramos una solución, se generan por no ser congruentes con nosotros mismos.

Cuántas veces no nos dejamos llevar por lo que pensamos o por lo que sentimos. En muchos casos, pedimos consejo a otras personas y hacemos lo que nos dicen, de esta manera lo único que estamos buscando es no ser responsables del resultado de nuestras acciones, justificándonos, yo hice lo que me dijeron, pero si yo hubiera hecho lo que creía hubiera obtenido otro resultado.

Suele suceder que por “deber ser” de cierto modo, por cumplir “expectativas” de los demás o por el “qué dirán” dejamos a un lado nuestra esencia, dejamos de ser congruentes. Esto genera confusión emocional y una sensación de no estar siendo fieles con nosotros mismos.

Una cosa es tener en cuenta a las demás personas en nuestras decisiones y otra diferente es dejar de lado la lealtad que nos debemos como seres únicos, por tratar de agradar a los demás por encima de nuestras propias creencias y convicciones. Esta falta de respeto que nos podemos llegar a tener cobra factura a nuestra mente, a nuestros sentimientos e, incluso, a nuestro físico. Además, quienes nos rodean se dan cuenta si somos congruentes o no, y esto afecta nuestra capacidad de que nos consideren confiables.

Ser congruente no es una alternativa pasajera, no se trata de ser congruente de vez en cuando, ser congruente es un estilo de vida, ser congruente es un compromiso con uno mismo.

Si estás alineado en lo que piensas, dices y haces, serás una persona genuina, tendrás a tu disposición toda tu lucidez y potencial. Atrévete a ir por lo que quieres, sin miedo de expresar tus intereses y sentimientos, y sobre todo se impecable con tu palabra.

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viernes, 20 de febrero de 2015

Sobre las Expectativas...



Vivir con expectativas es una forma de vivir negando la vida misma porque mientras más limitamos el curso natural de las cosas, más estresados e infelices vivimos con los resultados obtenidos. Quien vive con expectativas no disfruta el proceso de la vida, solo vive enfocado en querer controlar y manipular todo, y esto es verdaderamente desgastante tanto mental como energética y físicamente.

Mientras más nos aferramos al resultado, más nos enfocamos en cómo deben ser o darse las cosas, dejando menos espacio libre para sorprendernos y disfrutar lo que está sucediendo de verdad, es decir, limitamos la generosidad del universo que incluso es mucho más espléndido que nuestras propias fantasías mentales y en su lugar más estresados e inconformes nos sentimos dada la rigidez de nuestro pensamiento en cómo las cosas se deben presentar o los resultados que debemos tener.

Nuestras “propias” expectativas se han creado a partir de expectativas ajenas y de la sociedad, creyendo que si cumplimos con ciertos patrones enfocados en el hacer o tener algo está relacionado en cómo me voy a sentir, lo cual es falso.

Cuando una persona comienza un proyecto, se dispone a ver un espectáculo, realiza una acción en beneficio de otro, etc., crea una ilusión con ciertos resultados o respuestas esperadas, los imagina con detalle y tal vez muy por encima de las posibilidades reales, y al toparse con la realidad, muchas veces se convierte en una gran frustración. Esto se debe a que las expectativas que nos creamos son en base a como es uno mismo, con lo cual pretende que los demás actúen como actuaría él, pero cuando la realidad es otra cosa, hace que su expectativa se derrumbe y sienta enojado y con una gran frustración.

Vivir al pendiente de que se cumplan expectativas hacia los demás, hace que nuestros estados de ánimo estén en un sube y baja constante, ya que no tenemos el control sobre los demás. Es muy difícil que las personas actúen como quisiéramos, esto se debe a que cada uno es diferente, tenemos diferentes valores, entornos distintos, formaciones y creencias distintas, es decir, cada uno actuará en base a lo que es.

Vivir sin expectativas y sin esperar un resultado único es fundamental para una vida llena de paz. Una forma de enfocar correctamente nuestra atención y evitar tener expectativas es vivir en el momento presente, es concentrarse más en el proceso de lo que se hace que en el resultado. Cuando sentimos satisfacción en el proceso, aceptamos el resultado reconociéndolo como el mejor que pudimos obtener, cualquiera que este sea.

Nuestra tarea es dedicarnos a SER nosotros mismos, haciendo las cosas desde nuestra autenticidad y con total honestidad, con nuestras virtudes, debilidades y capacidades, con nuestros aciertos y errores, sin pedir ni exigir nada a cambio a los demás; entonces así se vive libre, sin peso y fluyendo ante los eventos que se nos presentan en la vida, experimentándolos tal cuales son, sabiendo que hemos dado lo mejor de nosotros.

Todas las personas interpretan lo que ocurre a cómo es que “ocurre”,  pero hay que resaltar que la interpretación que le damos a esas situaciones realmente no tienen causas externas, sino internas. Es decir, que lo que yo estoy viviendo procede de mí. ES UNA CREACIÓN MÍA.

Entonces, te invito a crear una vida de paz, a dar la mejor de las interpretaciones a todo lo que generas, en donde te permitas sorprender como un niño ante lo que el universo tiene reservado para ti. 

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miércoles, 18 de febrero de 2015

¿Cómo nace un paradigma?



Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y sobre ella un montón de plátanos. Cuando un mono subía la escalera para agarrar los plátanos, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo.

Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros propinaban tremenda golpiza, Pasando algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de los plátanos. (Nada tontos…) entonces, los científicos sustrajeron a uno de los monos. La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le acomodaron tremenda paliza. Después de algunas golpizas, el nuevo integrante del grupo ya no quiso subir más la escalera. (De tontos..),  (aunque nunca supo porqué le pegaron).

Un segundo mono fue sustituido y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo en la golpiza del novato. Un tercero fue cambiado y se repitió el hecho, también le dieron tremenda porriza.  El cuarto y finalmente el último de los veteranos fue sustituido. Los científicos se quedaron entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase subir la escalera, con certeza la respuesta será: ¡No sé, las cosas siempre se han hecho así aquí!  ¿Te suena conocido?

… ¿Por qué estamos haciendo las cosas de una manera, si a lo mejor las podemos hacer de otra? …

Es más fácil desintegrar un átomo que un concepto.

–Albert Einstein-


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martes, 17 de febrero de 2015

El Elefante y la Estaca




Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, nos llamaba la atención el elefante.

Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal, pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra.

Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que este animal era capaz de arrancar un árbol con su propia fuerza, podría con facilidad arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye?

Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no escapaba porque estaba amaestrado.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mi alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta: EL ELEFANTE DEL CIRCO NO ESCAPA PORQUE HA ESTADO ATADO A UNA ESTACA PARECIDA DESDE QUE ERA MUY, MUY PEQUEÑO.

Cerré los ojos y me imagine al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y al día siguiente volvió a probar, y también al otro día que seguía…

Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso no escapaba porque cree que no puede. Él tiene el recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que se siente poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás…. Jamás…. Intentó poner a prueba su fuerza otra vez..

Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que no podemos un montón de cosas simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos. Grabamos en nuestro recuerdo: No puedo… no puedo.. y nunca podré. Crecimos portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar..

Cuando mucho, de vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar las cadenas o miramos de reojo la estaca y confirmamos el estigma : " NO PUEDO Y NUNCA PODRE " Vivimos condicionados por el recuerdo de otros, que ya no somos y no pudieron.

Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón.....TODO TU CORAZON".

JORGE BUCAY.



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lunes, 16 de febrero de 2015

Autoconcepto




El autoconcepto es lo que yo soy, es decir, las características que forman mi ser: mi personalidad, mi forma de ver la vida.

Es un conjunto de percepciones, ideas u opiniones que una persona tiene acerca de lo que es ella misma; independientemente de que sean falsas o verdaderas, objetivas o subjetivas, y estas creencias le permiten describirse a sí misma.

Cada persona se forma a lo largo de su vida, una serie de ideas o imágenes que la llevan a creer que así es. Hay personas que creen firmemente en su capacidad de generar dinero para vencer la vida, pero también, por desgracia, existen las que están convencidas de su incapacidad para triunfar, o para aprender o progresar. Si una persona cree que no es apta para las matemáticas, aunque tenga cualidades para ellas, será inútil.

¿Qué fuerza es la que determina que hagamos o que detengamos todas nuestras acciones para alcanzar nuevas expectativas en nuestras vidas? Las creencias, de lo que eres capaz o incapaz, de lo que es posible o imposible, de lo que es bueno o malo depende en gran medida de lo que hayamos creído de nosotros mismos.  “TODO LO QUE SOMOS ES RESULTADO DE LO QUE HEMOS CREIDO”.

Nuestras creencias son nuestros principios que empleamos para dar sentido al mundo, nos dan puntos de referencia para así actuar en consecuencia.  Si creemos que no somos aptos para algo jamás lo seremos aún y cuando tengamos las habilidades para hacerlo. Si creemos que somos unos tontos, haremos lo necesario de manera consciente o inconsciente para actuar en congruencia. “LO QUE CREAS CREAS”.

Construimos creencias generalizando a partir de nuestras experiencias en el mundo y con los demás.  Creemos lo que nos han dicho sobre nosotros mismos cuando éramos niños o jóvenes y poco a poco esto influye a la formación de mi auto concepto.

Las creencias positivas: Son permisos que estimulan nuestras capacidades. Estas crean resultados. “Si crees que puedes hacer algo como si no crees que puedes hacerlo, tienes razón”

Creencias Limitadoras: Por lo general giran alrededor del “no puedo” esto programará a su cerebro hacia el fracaso y le impedirá encontrar sus verdaderas capacidades. Las creencias negativas de nuestros pensamientos.

Cuando creemos algo, actuamos como si fuera verdad, ya que generamos una fuerza de congruencia que se desarrolla por la asertividad de nuestros pensamientos.

El manejo del auto concepto influye poderosamente en el cambio de conducta de una persona. Como ejemplo, una madre que trata a su hijo como un tonto y se lo repite con frecuencia, acaba de convertirlo en un verdadero tonto, aún y cuando las potencialidades permanezcan en ese niño. No debe uno de identificarse con un auto concepto o “Etiqueta” que sea limitante y produzca malestar o sea negativo, no debe vivirse tratando de sostener una autoimagen, a no ser lo que realmente es; ello traerá estados de ansiedad, angustia, depresión y hasta desesperación.

“La mejor manera de saber de lo que uno es capaz, es pretender que podemos hacerlo; actuar “como si” pudiéramos. Lo que no podamos hacer, no lo haremos. Si es realmente imposible, no hay de qué preocuparse, ya nos daremos cuenta de ello. Siempre que creamos que algo es imposible, nunca descubriremos si es o no posible”.


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viernes, 13 de febrero de 2015

Quien Soy?



Todos los Seres Humanos Actuamos por Automáticos, es decir…  comenzamos a vivir en una Rutina que ya no nos damos cuenta lo que hacemos y lo que decimos. Empezamos a hacer todo aquello que la sociedad "tiene reservado" para nosotros, y nos volvemos victimas de las situaciones que se nos presentan en la vida. 

La rutina en la que vivimos día a día en ocasiones es la causa que dejemos las cosas a medias, comenzamos a creer cosas sobre nosotros mismos y de los demás, nos enojamos, nos frustramos y perdemos la capacidad de sorprendernos. 

Cuando caemos en esa rutina y no creamos cosas distintas le llamamos Zona de Confort, y aunque pretendamos hacer cosas distintas, nada funcionará si no nos arriesgamos a salir de esa comodidad y quitar todo lo que no esta funcionando.

Pero Quien soy?...

"Conocerme" debe ser mi primera responsabilidad. 
La ÚNICA RESPONSABILIDAD que tenemos los seres humanos, como hombres o como mujeres, es la de SER NOSOTROS MISMOS. Este es el gran proyecto que tenemos como tarea, y del cual se deriva en alcanzar la felicidad, nuestra felicidad, SER FELIZ!.

El ser nosotros  mismos implica una introspección personal profunda, la cual se logra en la reflexión, en la intimidad, en tu sentir y tus creencias. 

Pero realmente, Quien soy yo?   Soy mi cuerpo?  Soy lo que pienso?  Soy lo que hago?  Soy lo que tengo?

El Yo Físico: Se compone por nuestro cuerpo (estatura, peso, complexión muscular, color de ojos, cabello, órganos, células, moléculas, átomos, etc..)

El Yo Psíquico: Se compone de mis pensamientos, fantasías, emociones, actitudes, etc.
Nuestra mente como la razón, inteligencia, intuición, voluntad.
Nuestra emotividad como lo son todos los sentimientos y emociones.
Nuestro espíritu en tenemos nuestra vocación, la fe, las creencias y significado de la vida.

El Yo Social que es  la capacidad que tengo para relacionarme con los demás.

La integración de la parte física, psicológica y social da como resultado el YO COMPLETO.

Sé quien eres, no quien los demás esperan que seas, vive consciente de tu persona, de tus gustos, de tus fortalezas y de tus debilidades.  Atrévete a ser feliz !


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