viernes, 20 de febrero de 2015

Sobre las Expectativas...



Vivir con expectativas es una forma de vivir negando la vida misma porque mientras más limitamos el curso natural de las cosas, más estresados e infelices vivimos con los resultados obtenidos. Quien vive con expectativas no disfruta el proceso de la vida, solo vive enfocado en querer controlar y manipular todo, y esto es verdaderamente desgastante tanto mental como energética y físicamente.

Mientras más nos aferramos al resultado, más nos enfocamos en cómo deben ser o darse las cosas, dejando menos espacio libre para sorprendernos y disfrutar lo que está sucediendo de verdad, es decir, limitamos la generosidad del universo que incluso es mucho más espléndido que nuestras propias fantasías mentales y en su lugar más estresados e inconformes nos sentimos dada la rigidez de nuestro pensamiento en cómo las cosas se deben presentar o los resultados que debemos tener.

Nuestras “propias” expectativas se han creado a partir de expectativas ajenas y de la sociedad, creyendo que si cumplimos con ciertos patrones enfocados en el hacer o tener algo está relacionado en cómo me voy a sentir, lo cual es falso.

Cuando una persona comienza un proyecto, se dispone a ver un espectáculo, realiza una acción en beneficio de otro, etc., crea una ilusión con ciertos resultados o respuestas esperadas, los imagina con detalle y tal vez muy por encima de las posibilidades reales, y al toparse con la realidad, muchas veces se convierte en una gran frustración. Esto se debe a que las expectativas que nos creamos son en base a como es uno mismo, con lo cual pretende que los demás actúen como actuaría él, pero cuando la realidad es otra cosa, hace que su expectativa se derrumbe y sienta enojado y con una gran frustración.

Vivir al pendiente de que se cumplan expectativas hacia los demás, hace que nuestros estados de ánimo estén en un sube y baja constante, ya que no tenemos el control sobre los demás. Es muy difícil que las personas actúen como quisiéramos, esto se debe a que cada uno es diferente, tenemos diferentes valores, entornos distintos, formaciones y creencias distintas, es decir, cada uno actuará en base a lo que es.

Vivir sin expectativas y sin esperar un resultado único es fundamental para una vida llena de paz. Una forma de enfocar correctamente nuestra atención y evitar tener expectativas es vivir en el momento presente, es concentrarse más en el proceso de lo que se hace que en el resultado. Cuando sentimos satisfacción en el proceso, aceptamos el resultado reconociéndolo como el mejor que pudimos obtener, cualquiera que este sea.

Nuestra tarea es dedicarnos a SER nosotros mismos, haciendo las cosas desde nuestra autenticidad y con total honestidad, con nuestras virtudes, debilidades y capacidades, con nuestros aciertos y errores, sin pedir ni exigir nada a cambio a los demás; entonces así se vive libre, sin peso y fluyendo ante los eventos que se nos presentan en la vida, experimentándolos tal cuales son, sabiendo que hemos dado lo mejor de nosotros.

Todas las personas interpretan lo que ocurre a cómo es que “ocurre”,  pero hay que resaltar que la interpretación que le damos a esas situaciones realmente no tienen causas externas, sino internas. Es decir, que lo que yo estoy viviendo procede de mí. ES UNA CREACIÓN MÍA.

Entonces, te invito a crear una vida de paz, a dar la mejor de las interpretaciones a todo lo que generas, en donde te permitas sorprender como un niño ante lo que el universo tiene reservado para ti. 

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