viernes, 27 de febrero de 2015

La gran mentira...


Hace siglos la gente creía que la tierra era plana, después se pensaba que el sol giraba alrededor de la tierra, y también se llegó a asegurar que la tierra era el centro del universo. Pero no porque casi todo el mundo estuviera de acuerdo con esas creencias las convirtieron en verdad.

Los seres humanos creamos mentiras y después dejamos que estas mentiras conduzcan nuestras vidas, asegurándonos de hacer todo lo que sea necesario para reafirmarlas.

La gran mentira de la actualidad es que no somos perfectos; y que conveniente creerlo ¿no? pues es una excelente excusa para justificar nuestro comportamiento y nuestros resultados, y nuevamente casi todo el mundo está de acuerdo en que nadie es perfecto, pero ¿es verdad?

Hemos crecido con esa mentira, desde niños fuimos educados de que solo Dios es perfecto; pero si fuimos creados a su imagen y semejanza, en consecuencia ¿lo estamos llamando imperfecto?  O más bien ¿no queremos hacernos cargo y permanecer en la perfección? Ya que también fuimos creados con libre albedrio y tenemos la posibilidad de elegir.

Somos perfectos como somos creados, con nuestra condición física, nuestras virtudes, nuestros defectos, nuestras capacidades y limitantes, nuestro color de ojos y de piel. Todos contamos con amor, belleza, generosidad, creatividad, voluntad, nada de lo anterior puede desaparecer pues no posee forma ni límites.  Ahora probablemente te cuestiones, ¿y que si alguien tiene una enfermedad o discapacidad física? ¿Es perfecto? Seguramente con la información que tú tienes es imperfecto, pero ¿acaso eso que tú dices saber es la verdad? ¿Quién dice que eso que llamamos imperfecto no está alineado a la perfección según su esencia?

Durante nuestro proceso de “aprendizaje”, nos creamos una imagen mental de la perfección con el fin de tratar de ser lo suficientemente buenos. Diseñamos una imagen de cómo deberíamos ser para que los demás nos acepten. Buscamos la aprobación principalmente de nuestros seres queridos, empezando por mamá y papá, después la de nuestros hermanos, profesores, amigos  y de la sociedad misma. Queremos ser lo suficientemente buenos para ellos y creamos una imagen distorsionada de la perfección, pero no encajamos en ella.  Bajo ese punto de vista, nunca seremos perfectos. Y como no somos perfectos nos rechazamos a nosotros mismos. Gracias a esa educación en donde tratamos de ser lo suficientemente buenos para los demás, terminamos no siendo lo bastante buenos para nosotros mismos porque no encajamos en nuestra propia imagen de perfección.

El vivir con la creencia de que no somos perfectos, nos da la oportunidad ideal para justificar nuestras fallas, de justificar nuestros resultados “inesperados”, no justificando el resultado como tal, sino la falta de compromiso en nuestras acciones, el no hacer nuestro máximo esfuerzo y permitirnos entrar a nuestra zona de confort aceptando resultados mediocres en nuestras vidas, al fin… nadie es perfecto!  Y como nadie es perfecto, no es mi responsabilidad serlo, permitiéndome actuar constantemente desde mi EGO.

Pero no es suficiente con decir que somos perfectos; necesitamos creer que somos perfectos. Si creemos que somos imperfectos, esa mentira se unirá a más mentiras que la apoyarán, y todas esas mentiras juntas reprimen la verdad marcándonos cómo vivir nuestras vidas.

Ser perfectos significa estar en nuestro SER, alineados a nuestra esencia, a como fuimos creados, en plena consciencia y aceptación de nuestras capacidades y debilidades, dejando a un lado al ego y a todas esas creencias limitantes que nos sabotean constantemente.

Respeta tu cuerpo. Se te ha concedido un cuerpo perfecto para alojar a tu ser interior, independientemente del tamaño, la forma, el color o cualesquiera de las enfermedades o discapacidades que tenga, es una creación perfecta para el propósito que se te dio en esta vida. No tienes que esforzarte para estar perfecto, pues naciste perfecto; la perfección es algo que ya posees, si no la alteras. Tal vez ya alteraste tu cuerpo sano con exceso de alimento, privándolo de ejercicio o usando drogas y toxinas que lo han dejado aturdido y enfermo. Hoy es momento de declararle amor a tu cuerpo, llevando una vida de respeto a ti mismo y honrando el templo que te alberga.

Mantén una actitud de permiso y aceptación. La resistencia tan solo es la falta de armonía entre tu deseo de abundancia y tus creencias en tu capacidad generar o tu falta de mérito. Permitir significa un alineamiento perfecto. Una actitud de permiso significa no hacer caso a los esfuerzos de los demás por disuadirte de tu esencia y de tus sueños.

Imagínate que te amas a ti mismo tal como eres. Que amas tu cuerpo y tus emociones tal como son. Sabiéndote perfecto tal como eres. Solo existe la perfección y debemos tomar consciencia de ello, no hacerlo significa no estar consciente de lo que eres, una creación divina!


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