El autoconcepto es lo que yo soy, es decir, las características que forman mi ser: mi personalidad,
mi forma de ver la vida.
Es un
conjunto de percepciones, ideas u opiniones que una persona tiene acerca de lo
que es ella misma; independientemente de que sean falsas o verdaderas,
objetivas o subjetivas, y estas creencias le permiten describirse a sí misma.
Cada persona se forma a lo largo de su vida, una
serie de ideas o imágenes que la llevan a creer que así es. Hay personas que
creen firmemente en su capacidad de generar dinero para vencer la vida, pero
también, por desgracia, existen las que están convencidas de su incapacidad
para triunfar, o para aprender o progresar. Si una persona cree que no es apta
para las matemáticas, aunque tenga cualidades para ellas, será inútil.
¿Qué fuerza es la que determina que hagamos o que
detengamos todas nuestras acciones para alcanzar nuevas expectativas en
nuestras vidas? Las creencias, de lo
que eres capaz o incapaz, de lo que es posible o imposible, de lo que es bueno
o malo depende en gran medida de lo que hayamos creído de nosotros mismos.
“TODO LO QUE SOMOS ES RESULTADO DE LO QUE HEMOS CREIDO”.
Construimos creencias generalizando a partir de
nuestras experiencias en el mundo y con los demás. Creemos lo que nos han dicho sobre nosotros
mismos cuando éramos niños o jóvenes y poco a poco esto influye a la formación
de mi auto concepto.
Las
creencias positivas: Son permisos que estimulan nuestras capacidades. Estas
crean resultados. “Si crees que puedes
hacer algo como si no crees que puedes hacerlo, tienes razón”
Creencias
Limitadoras: Por lo general giran alrededor del “no puedo” esto programará
a su cerebro hacia el fracaso y le impedirá encontrar sus verdaderas
capacidades. Las creencias negativas de nuestros pensamientos.
Cuando creemos algo, actuamos como si fuera verdad,
ya que generamos una fuerza de congruencia que se desarrolla por la asertividad
de nuestros pensamientos.
El manejo del auto concepto influye poderosamente
en el cambio de conducta de una persona. Como ejemplo, una madre que trata a su
hijo como un tonto y se lo repite con frecuencia, acaba de convertirlo en un
verdadero tonto, aún y cuando las potencialidades permanezcan en ese niño. No
debe uno de identificarse con un auto concepto o “Etiqueta” que sea limitante y
produzca malestar o sea negativo, no debe vivirse tratando de sostener una
autoimagen, a no ser lo que realmente es; ello traerá estados de ansiedad,
angustia, depresión y hasta desesperación.
“La mejor
manera de saber de lo que uno es capaz, es pretender que podemos hacerlo;
actuar “como si” pudiéramos. Lo que no podamos hacer, no lo haremos. Si es
realmente imposible, no hay de qué preocuparse, ya nos daremos cuenta de ello.
Siempre que creamos que algo es imposible, nunca descubriremos si es o no
posible”.
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