La razón
es el premio que emerge ante toda eventualidad o discusión y todos se dicen
poseerlo.
Pero…. ¿De qué te sirve tener siempre la razón si
vives en conflicto con los demás?
La
mayoría de conversaciones que establecemos en nuestro día a día, tienen que ver
con la interpretación que le damos a las cosas que suceden en nuestra vida y de
la manera en que las experimentamos. Es decir, dependen de la vivencia
subjetiva de cada uno de nosotros y que siempre están filtrados desde nuestra
particular perspectiva.
Llegamos
a pensar que nuestro punto de vista es el correcto, aceptándolo como único y
verdadero y aquí es en donde entramos en conflicto con los demás, ya que
probablemente ellos estén convencidos de lo mismo. .
El
aferrarse a siempre querer tener la razón es una forma de violencia, ya que
este patrón de conducta generalmente termina con un “perdedor” y un “ganador”.
La sumisión de la otra parte es inevitable y se considerada como abuso
emocional.
Una
comunicación sana consiste en que ambas partes se sientan
seguras de expresar lo que piensan y lo que sienten, de expresar sus propios
puntos de vista sin el temor de ser criticado o menospreciado, y con pleno
conocimiento que lo que están expresando es mera interpretación personal, en
base a como cada quien ve su propia realidad. Es escuchar al otro y expresar
respeto por sus puntos de vista, aún y cuando no estemos de acuerdo con ellos.
Hay que
tener muy en claro que querer tener siempre la razón es solo expresión de
egoísmo, porque consideramos que todo gira a nuestro alrededor y de la manera
que nosotros decimos.
Todos
vivimos en nuestro propio mundo, en nuestra propia mente, en nuestra propia
realidad bajo nuestras propias interpretaciones; los demás están en un mundo
completamente distinto al de nosotros. Cuando aseguramos tener la razón,
suponemos que el otro sabe lo que hay en nuestro mundo e intentamos imponérselo
por encima del suyo.
Lo cierto
es que no experimentamos el mundo tal cual es, sino que lo filtramos por medio
de nuestro ‘sistema de creencias’. Es decir, un conjunto de afirmaciones
personales que consideramos verdaderas, y que nos guían como interactuamos con
la realidad. Pero cabe señalar que cada ser humano tiene su propio filtro. Por
lo general, transitamos por la vida dando por sentado que el modo en el que
vemos las cosas corresponde a lo que realmente son. Pero debemos estar
conscientes que aún y cuando estemos 100% seguros de tener la razón, no
necesariamente sea verdad ya que hemos creado esa certeza en base a nuestro
conocimiento, nuestra educación, nuestras expectativas, a nuestra forma de ver
y vivir la vida. Es meramente nuestra propia creación.
Te invito
a que consideres las opiniones de los demás como igualmente valiosas. Esto no significa que debes estar de acuerdo
con ellos, sólo di: “Sí, yo creo que tus puntos de vista son tan valiosos como
los míos, y los respeto” ó “puedo ver tu punto de vista y entiendo tu
posición”.
Si te
mantienes abierto a las posibilidades infinitas que hay en la vida, sin la
búsqueda insaciable de imponer tu propia realidad, o sin temor de ser rechazado
o menospreciado por tus creencias entonces experimentarás felicidad y paz
interior.
No hay
nada más
equitativamente
repartido
en el
mundo que la razón;
todos
creen tener suficiente.
René
Descartes
¿Qué prefieres… ser feliz o tener la razón?
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