martes, 25 de agosto de 2015

La Fórmula Secreta.


Hoy en día, gracias a la tecnología, esta muy de moda mostrar a miles de personas lo que haces y lo que tienes, pero no hay nada mejor que sentarse por horas con los amigos y hablar sobre lo que piensas y sientes.

En la actualidad la sociedad en base al consumismo nos ha estado diciendo que: "Debemos tener para poder hacer, y hacer para poder ser. Si quieres ser, entonces necesitas hacer, pero para hacer necesitas tener. Entonces dedícate a tener, porque si no tienes, no haces, y si no haces, no eres". Cuantas veces has creído que cuando tengas tiempo, dinero, vacaciones, una pareja o te desempeñes en ese trabajo que sueñas, entonces podrás ser feliz, sentirte satisfecho, relajado; pero resulta que cuando tienes eso que querías, sigues con ese vacío. seguro de que no era lo que creías y entonces empiezas la búsqueda en querer tener o hacer algo diferente para ahora si sentirte pleno, y terminas convirtiendo ese círculo vicioso en tu estilo de vida, en busca de la felicidad. La realidad es que primero debes SER para poder HACER, porque si no eres, no haces y lo que tienes es consecuencia de lo que haces. Aquí la importancia de lo que eres, no de lo que tienes.

Si reflexionamos sobre la felicidad, en plena consciencia de que la felicidad esta aquí y ahora, de que la felicidad es el camino y no la meta, entonces entendemos sobre la importancia de SER en este momento, más que el TENER un resultado.

"No dejes que los planes que tienes para ti sean más importantes que tú mismo"
Wayne W. Dyer

En la vida no tienes que esforzarte en hacer nada, todo es cuestión de lo que estas siendo. Naciste lleno de virtudes, entonces SE esas virtudes, actúa y agradece como si tuvieras eso que quieres y lo atraerás a tu vida. Comienza con tus pensamientos, ya que estos están constantemente creando tus creencias, cuando piensas que puedes o no puedes hacer algo, harás lo necesario para reafirmarlo con tus acciones. El HACER es la acción basada en las creencias sobre ti mismo, mismas que serán manifestadas en "TENER", lo que consideras mereces tener. 

Si empezamos a actuar como si ya hemos alcanzado nuestra meta deseada, y elegimos SER (sentirnos) esa persona y tomar acción de "HACER" lo que esa persona, empezaré a moverme hacia "TENER" ese resultado.

Entonces cuando quiero tener algo, debo preguntarme si estoy siendo la persona indicada para tenerlo. De ser así, mis acciones serán enfocadas hacia generar ese resultado. 

"Tú debes ser el cambio que quieres ver en el mundo"
Mahatma Gandhi

Si te vas a tu niñez, recordaras que ser niños es justamente SER!

Cuando decías ser una princesa, un superhéroe o un vaquero. En realidad se trataba de una princesa, un superhéroe y un vaquero y nadie te podía decir lo contrario.

Es por eso que de ahora en adelante, cuando pienses en tus sueños y metas, pregúntate: ¿En quién me tengo que convertir para lograrlo? Tómate un tiempo en enfocarte en el SER, ¿Cómo piensa? ¿Cómo viste? ¿Cómo se expresa? ¿Cómo actúa? y ¿Cómo se relaciona con los demás?.

Ya que te ubicas en el SER, entonces viene el HACER.

Cualquier cosa que quieras en la vida, hay que pagar precios para obtenerla, deberás comprometerte con acciones especificas durante un largo periodo de tiempo, en donde tendrás que aferrarte a esas maneras de SER que detectaste para lograr lo que quieres. Por ejemplo, si lo que quieres es ser un vendedor exitoso, deberás ser atrevido, optimista, constante, amigable, perseverante, puntual, vestir impecable y los precios que podrías pagar son tiempo, rechazo, miedo, vergüenza, levantarte temprano, cansancio, entre otros.

Por último y como resultado de tus acciones, de haber luchado por tus sueño, siendo el SER que estas destinado a ser, entonces y solo entonces podrás disfrutar del TENER.

Para ir del punto A al punto B hay mil y un maneras de hacerlo, lo importante es si estas intencionado para lo lograrlo, sin importar los precios que puedas pagar en el camino.

Recuerda la fórmula secreta: "SER + HACER = TENER" . Siempre en ese orden, jamas a la inversa.

¡Compártelo si te ha gustado!

lunes, 23 de marzo de 2015

¿Qué quieres?





La energía sigue al pensamiento y la manifestación sigue a la energía. Algo se vuelve material  dada la energía en movimiento a través de ello. Cuántas veces hemos escuchado sobre la ley de la atracción de que si lo piensas lo atraes. Pero para realmente generarlo hay que estar enfocados e intencionados.

La focalización no solo es lo que piensas; sino todo lo que dices, miras, escuchas, sientes, haces e imaginas. La energía se dirige hacia aquello que focalizamos y el universo empieza a actuar en consecuencia permitiendo que las cosas fluyan alineándose a nuestra intensión y enfoque.

Si te pregunto qué quieres, tal vez podrás contestar: “No quiero dolor, sufrimiento, duda o tristeza en mi vida”, entonces ¿Por qué lo tengo?

La programación neurolingüística nos dice que el cerebro omite la palabra NO, por tal motivo, si dices “No quiero tristeza en mi vida”, lo que estas generando es tristeza en tu vida.

También es de gran importancia poner atención y cuidado cuando digo que quiero algo y me enfoco en lo que no tengo, en lo que me hace falta, puesto que lo igual atrae lo igual, entonces voy a estar atrayendo más de lo que no tengo, más de lo menos. “Yo quiero darle a mis hijos todo lo que no tuve, y al final seguiremos generando carencia en ellos”. Otra situación común es que la mayoría de las personas cuando quieren resolver un problema, solo se enfocan en el problema, llenando de energía el problema y por consecuencia siguen teniendo el problema, a menudo más grande. Recuerda que la energía sigue al pensamiento, y la manifestación a la energía. En la escena en donde el padre le dice al hijo: “no vayas a tirar el jugo” ¿Qué sucede después? !Derrama el jugo!. No es porque el niño sea torpe, rebelde o desobediente. Es porque la instrucción fue dada de manera equivocada.  <Si te doy una instrucción clara: “No pienses en un elefante rosa”, ¿qué es lo que haces? ¡Piensas en un elefante rosa!> Igual aquí, se ha creado una imagen del jugo derramado, así que es lo que se manifestará. Lo correcto es crear una imagen de lo que SI se quiere y no de lo que NO se quiere. Por ejemplo; “agarra bien el vaso”, “pon el vaso en la mesa” o “ten cuidado con el jugo”.

Si quiero algo, ¿Cómo le hago entonces? Lo primero es que tu deseo venga desde tu SER, desde tu verdadero yo, ahí solo es abundancia, no hay carencias; pide y decreta en positivo, después aprende a desprenderte de lo que no tienes, puesto que no podrás tener algo hasta que lo dejes ir, sabiéndote completo sin eso que dices querer y que aún no tienes; y por último se agradecido con todo lo que si tienes.

Cuando realmente sabes lo que SI quieres y estas enfocado e intencionado, vives una vida de abundancia, determinación, significado y aportación, volviéndote un imán atrayendo todo lo que por derecho divino te corresponde.

Pero que pasa cuando sabes lo que quieres y además estas enfocado, pero aún así no logras materializarlo. Y además, te escuchas a ti mismo explicándote y justificándote el porqué no lo logras. Entonces habría que poner especial atención a tu sistema de creencias limitantes, “Quiero más dinero, pero no soy lo suficientemente hábil para generarlo”, “Quiero bajar de peso, pero soy de huesos gruesos”, “Quiero una relación de amor y armonía, pero todos los hombres son iguales”  (Visita la publicación de “Las creencias”).

Es muy común escuchar a la gente decir: "¡Si Dios quiere!", te aseguro que Dios es bueno y que él siempre quiere, la pregunta es ¿tú quieres?.

"No basta con querer: debes preguntarte a ti mismo qué vas a hacer para conseguir lo que quieres"
Franklin Roosevelt

¡Compártelo si te ha gustado!

miércoles, 18 de marzo de 2015

¿Es bueno o malo?



"No existe nada bueno ni malo; es el pensamiento humano el que lo hace aparecer así."
William Shakespeare

Todas las cosas y todos los eventos son neutros, simplemente son tal como son. Lo bueno y lo malo tan solo es una creación mental que nace con la cultura de cada pueblo, con la religión, con los valores y con las creencias de cada persona.

El fuego tan solo es fuego, tal vez alguien podría decir: el fuego es bueno porque es fuente de energía, y tal vez otro podría decir; el fuego es malo porque quema, ¡Yo lo viví! nadie puede decirme lo contrario, yo lo toqué y me quemó. Pero al final, el fuego no es ni bueno ni malo, simplemente es fuego.

Ahora, todo tiene su razón de ser en la vida, nosotros somos quienes elegimos que hacer con ello, nosotros decidimos que filtro poner ante cualquier situación y determinar si es bueno o malo. Podemos crecer, estancarnos, lamentarnos o transformarnos ante cualquier situación que vivamos.

En el día a día vivimos muchas cosas, pero pocas veces conocemos el destino de los sucesos. Por eso nos anticipamos juzgando esto como bueno o aquello como malo, cuando en realidad todo lo que “nos pasa” es justamente lo que necesitamos para evolucionar y desarrollarnos.

¿Cuántas cosas que parecían “buenas” terminaron siendo trágicas? o ¿Cuántas cosas que parecían “malas” terminaron siendo benéficas?

Dado lo anterior, podemos recordar la fábula de la vaca:

“La leyenda cuenta que un maestro de la sabiduría paseaba por un bosque con su discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar.

Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes, una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado, entonces se aproximó al padre de familia y le preguntó: ¿En medio de este estado de escasez y pobreza total como le hacen para sobrevivir? El señor calmadamente respondió: amigo mío, nosotros tenemos una vaca que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos y la otra parte es para nuestro consumo y así vamos sobreviviendo. El sabio escucho con atención, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se fue.

Antes de emprender camino el maestro le comento a su discípulo: Es hora de que aprendas una lección. El maestro sacó una daga que llevaba en su bolso y, ante los ojos incrédulos del joven, mató a la vaca.

¡Maestro!, dijo el joven: ¿Qué has hecho? ¿Qué lección es está al hacer algo tan malo y dejar a la pobre familia en la ruina total? ¿Cómo has podido matar a la vaca si representaba su única posesión y medio de sustento? 

Haciendo caso omiso a las interrogantes del joven, el maestro continuó su marcha.

Aquella escena quedó grabada en la memoria del joven, y vivió con la terrible idea de que, sin la vaca, aquella familia seguramente moriría de hambre.

Un año más tarde, el joven decidió regresar a aquella humilde casa para contarle todo a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Pero en su lugar encontró una casa muy grande, todo estaba muy bonito, con árboles floridos, con coche en el garaje y algunos niños jugando en el jardín.

Era obvio que la muerte de la vaca había sido un golpe demasiado fuerte para la familia, quienes seguramente tuvieron que abandonar el lugar, y ahora una nueva familia con mayores posesiones se había adueñado del lugar construyendo una mejor vivienda.

El joven se sintió triste, pero cuál sería su sorpresa que del interior de aquella casa salió el mismo hombre que visito hace un año. ¿Cómo es posible? Preguntó el joven. Hace un año fui testigo de la tremenda pobreza en la que vivían. 

El señor entusiasmado le respondió: nosotros teníamos una vaca, pero la mataron, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, de esta manera poco a poco hemos llegado a esta nueva vida.

¿Tú crees que si aún tuvieran la vaca estarían hoy en donde se encuentran?

La vaca era su única posesión pero también era la cadena que los mantenía atados a esa vida de mediocridad y miseria.“

Haber matado la vaca, ¿fue algo bueno o algo malo? Cada quien tendrá su propia opinión; el evento es que mataron a la vaca, lo importante es que eliges tú hacer con ello.

Te invito a que ante cualquier situación que se te presente en la vida, dejes de preguntarte ¿Por qué? Y empieces a preguntarte ¿Para qué? Y así, actúes en consecuencia.

!Compártelo si te ha gustado!


miércoles, 11 de marzo de 2015

El presente.


Físicamente nos encontramos en el presente, pero mental y emocionalmente ¿En dónde nos encontramos?

Los animales, las plantas, los árboles están vivos y son, no tienen miedo de experimentar su esencia. Los árboles simplemente son árboles, no viven con el temor de ser talados en cualquier momento. La vida está ocurriendo justo ahora, y cada instante de nuestra vida está lleno de sabiduría y enseñanza, pero nosotros hacemos todo lo posible por no verlo porque tal vez creemos que descubrirlo nos hará daño. Todos los seres humanos nos encontramos en el mismo instante, todos estamos viviendo la vida; si, cada uno de manera distinta, algunos experimentando la agonía para llegar a la muerte, algunos otros experimentando su primer suspiro, otros sintiendo sufrimiento y otros alegría, pero todos estamos en el mismo instante, aquí y ahora, y la posibilidad de verlo y ser consciente de ello está en todos. Entonces porque no usar esa posibilidad de aprendizaje, porque no cruzar mis miedos, mis sufrimientos, porque no permitirle a mi vida fluir y ser ella misma. ¿Cuántas veces no hemos dicho: “hoy quiero ser yo mismo pero no quiero que mi vida sea como es”?  Es totalmente algo incongruente ya que tú eres tu vida, tu vida ocurre dentro de ti.

La única manera de cambiar alguna situación que nos angustia esta en el presente. Tal vez has pensado “yo no puedo cambiar mi forma de ver a determinada persona porque en el pasado me dañó”. ¿Pero qué pasaría si yo cambio mi forma de ver a esa persona al presente? me daré cuenta que en este momento no me está haciendo nada, entonces si no me está haciendo nada puedo permitirme experimentar esta relación con esa persona desde este instante. Seguramente mi sistema de recuerdos me va a decir: desenfócate de tu presente ya que tu recuerdo es más importante y te dará toda la información que necesitas para relacionarte con esa persona en este momento, entonces no me permito resolver ese conflicto que tengo conmigo mismo hacia contigo, pero eso es absurdo ya que esa información es falsa porque este momento es nuevo, la forma en que se manifiesta en el presente es la primera vez que lo veo en mi vida, por tal motivo esa información del pasado no puede darme información real que me ayude a relacionarme contigo ahora.

El presente es pura ignorancia para la mente humana, a la mente humana le asusta lo desconocido, le gusta tener el control de todo y como del presente no conoce nada, necesita algo para distraerse. Pero si no le permito al presente ocurrir, si no le doy la capacidad de manejar mis emociones, no podre experimentar alguna transformación, porque ninguno de mis recuerdos podrá enseñarme como vivir mi presente, solo el presente puede hacerlo, y si no se lo permito no podré aprender. El presente está ahí, en toda mi vida siempre ha estado ahí, toda mi vida ha transcurrido en el presente, nunca en el pasado o en el futuro.

Todos quieren experimentar la felicidad, pero desde un punto de vista en donde no se ve, solo el presente tiene el enfoque a la felicidad. Si le permito al presente ser, voy a descubrir que siempre estoy viviendo en el momento más feliz de mi vida. Si en algún momento voy a ser feliz, tendrá que ser ahora, en este instante, no puedo ser feliz en el futuro o en el pasado, solo es posible ahora, porque el ahora es lo único que tengo en mi vida. Si empiezo opinar sobre lo que ocurre,  del porqué este momento no puede ser el más feliz de mi vida u opinar cual fue o cual va a ser el momento de máxima felicidad, me estoy perdiendo la oportunidad de serlo ya que este es el único momento que tengo, por tal motivo si deseo experimentar la felicidad va a tener que ser ahora.

Los que son consientes de su felicidad no la buscan, pero cuando nosotros buscamos la felicidad en el exterior en algún momento generamos sufrimiento en nosotros mismos y en los demás. Si tú y yo tenemos una relación y tú me haces feliz en esa relación, yo no voy a querer que tú te vayas y yo voy a querer que tú me trates así, y eso solo genera dependencia y sufrimiento. Pero cuando yo soy consciente de mi felicidad, ya no necesito nada, ya puedo relacionarme contigo sin generar conflicto en mi ni en ti, lo que requiere eso es ser consciente de mi presente, relacionándome con mi entorno, no importa la forma, la acción, solo importa el momento en que ocurre.

El que yo sea consciente de mi presente solo puede ocurrir en este momento, no antes y no después. Un obstáculo que se pudiera presentar es el creer que el sufrimiento que pudiera sentir ahora es causado por hechos que ocurrieron en el pasado, y que no puedo cambiarlos porque ya fueron. Sin embargo mi vida está ocurriendo en este instante, lo único que tengo en mi vida es este momento, ¡nada más!, Si puedo darme cuenta de ello, empezaré a ver que lo que pienso no ocurrió en el pasado, sino que está ocurriendo ahora, porque lo estoy recordando, y la mente no diferencia entre tiempo y espacio, si lo estoy recordando entonces para mi mente es realidad justo ahora. Entonces es importante empezar a conectar todos mis recuerdos con el presente, en plena consciencia de que solo estoy recordando, en conocimiento de que solo son pensamientos, y si son pensamientos yo soy quien los piensa, y si yo soy quien los piensa puedo transformarlos y dejar de pensar en eso. Me puedo permitir conocer y experimentar los sentimientos que emergen con aquello que ocurrió a como me siento ahora y abrirme a sentir esas emociones para dejarlas fluir y que salgan de mí.

El poder de actuar, de crear, y de hacer realidad tus sueños se encuentran en el presente, no puedes esperar a que se dé el momento indicado, tú debes hacer de este momento el indicado. El esperar es una ilusión mental que refleja miedo y comodidad, en donde no valoro lo que tengo y me enfoco en lo que no tengo y en lo que no soy.

Te invito a que reflexiones, a que valores cada momento como único, pues lo único que tienes es este momento. Que si te encuentras conectado con tu SER, jamás serás mejor o peor de lo que puedes ser ahora. Que el viaje es lo que nos da la felicidad, no el destino, por tal motivo no dejes que los planes que tienes para ti sean más importantes que tú mismo. 

¡Compártelo si te ha gustado!

viernes, 6 de marzo de 2015

Las creencias.


Una creencia es el sentido de certeza que le damos a las cosas y que consideramos como verdadero acorde a nuestras vivencias personales.

Muchas personas tienden a pensar que sus creencias son universalmente ciertas y esperan que los demás las compartan. Pero las creencias son personales y en muchos casos muy diferentes a las de los demás.

Nosotros no vivimos la realidad en sí, ya que cada quien posee su propia realidad, y esta es la verdad para quien la experimenta. Lo que vivimos tal como lo vivimos solo es una elaboración mental de la realidad, basada en juicios y opiniones que tenemos sobre nosotros mismos y el mundo que nos rodea.

Todas nuestras creencias fueron aprendidas, no es que hayamos nacido con ellas, son ideas que tienen que ver con la educación, en nuestra infancia, en donde creíamos prácticamente todo lo que nos decían. Que yo soy bueno o malo, que los hombres no lloran, que el dinero es escaso, que es difícil comunicarse con los demás. Cuando vemos materializado todo aquello que nos repiten una y otra vez decidimos creerlo como cierto, y empezamos a vivir nuestra vida en base a ese patrón de comportamiento y de resultados. Si una creencia se instala en nosotros de forma solida y consistente, nuestra mente elimina las experiencias que no empatan con ella.

Las creencias son una fuerza muy poderosa que guía nuestra conducta. Existen dos tipos de creencias, las empoderadoras y las limitantes. Las primeras nos apoyan dándonos confianza en nosotros mismos y en nuestras capacidades, permitiéndonos afrontar con seguridad las situaciones que se nos presentan. Las segundas nos restan energía y nos bloquean para seguir adelante.  Es bien sabido que si alguien realmente cree poder hacer algo, seguramente lo hará, y si cree que es imposible hacerlo, estará en lo cierto antes de si quiera intentar hacerlo. Nuestras creencias pueden moldear, influir, e incluso determinar el grado de inteligencia, salud, la manera en que nos relacionamos y hasta el grado de felicidad y éxito en nuestra vida.

Si de niño siempre en casa me decían: “Es que eres un burro, nos sirves para nada, siempre sacas malas calificaciones, todo te entra por una oreja y te sale por la otra”. Esas creencias (que ni si quiera eran mías!) a base de repetición se van reforzando en mi cerebro hasta que llega un momento que en efecto, se convierten en mi verdad. Entonces, a pesar de mostrar habilidad para las matemáticas, recurro a sabotearme equivocándome en el último número para así confirmar mis creencias. De esta manera estoy bloqueando cualquier oportunidad de desarrollar nuevas competencias y habilidades, porque adquirirlas me quitaría la razón a mí mismo.

“No creas nada. No importa dónde lo leas, o quién lo haya dicho; aunque lo haya dicho yo,
a menos que concuerde con tu propia razón y tu sentido común”
 Buda

Si tienes dentro de ti la creencia de "La vida es dura", de alguna forma estas materializando o buscando en la vida dureza. Tú vas a convertir tu vida en algo difícil, pues debajo hay una creencia. Si tú crees que la vida es dura, tu vida es dura. No encontraras nada fácil porque requieres llevar a la práctica lo que tú crees.

Si piensas que los hombres son agresivos, no vas a estar con hombres tiernos, respetuosos y delicados. Al contrario buscaras materializar la idea, y al final terminaras con hombres agresivos.

Te invito a reflexionar cuantas creencias limitantes tienes en tu vida “Las mujeres son infieles”, “No es tan fácil”, “De lo bueno poco”,  “El dinero corrompe”, “Todos los hombres son iguales”, “Yo no soy bueno para esto”. Estas frases con las que vives tu vida limitándote fluir sin ataduras. Y ponte a pensar ¿De dónde viene? ¿Qué te dijeron en tu infancia? ¿Dónde lo has visto? ¿Cómo se materializa en tu vida? ¿Qué ideas tenían otros de sobre ti y tu adoptaste como tuyas? ¿Cómo lo provocas para reafirmarlo? Y sobre todo ponte a pensar ¿Qué pasaría si cambiaras esas creencias que te impiden lograr cosas extraordinarias? y ¿Qué te impide hacerlo?

Recuerda que las creencias no se basan necesariamente en la lógica o en la realidad. De hecho, su función no es coincidir con la realidad, ya que tú no sabes qué es lo real, para eso tienes que formarte una creencia. Hay que tener esto en cuenta para poder afrontar tus creencias limitantes.
  
 “No vemos las cosas tal como son, las vemos como somos nosotros"
 Anaïs Nin

EL EXPERIMENTO

Un científico de Phoenix, Arizona, quería demostrar el gran poder que tiene la mente. Que la mente humana puede creerse todo lo que recibe, sea a través de palabras, pensamientos o actos, suyos o de terceros, positivos o negativos, sin atender a las consecuencias.

Necesitaba un voluntario que llegase a las últimas consecuencias, y lo consiguió en una penitenciaría. Era un condenado a muerte que sería ejecutado en la penitenciaría de St. Louis, en el Estado de Missouri, donde existe la pena de muerte a través de la silla eléctrica.

Le propuso participar en un experimento científico para sustituir la muerte en la silla eléctrica por un nuevo método. Se le haría un pequeño corte en la vena de la muñeca, lo suficiente para que goteara su sangre hasta la última gota. La ventaja es que existía la posibilidad de sobrevivir en caso de que la sangre coagulase. Si eso sucediese, sería liberado. En caso contrario, fallecería por pérdida de sangre, o sea, una muerte sin sufrimiento y sin dolor. El condenado aceptó, pues obviamente era preferible esa muerte a la de la silla eléctrica, existiendo además, una posibilidad de sobrevivir.

El condenado fue colocado en una cama de hospital y atado para que no pudiera moverse. Hicieron un pequeño corte en su muñeca, y debajo de ella se colocó una  vasija de aluminio. Se le dijo que oiría su sangre gotear en la vasija. Lo que no sabía él, es que el corte había sido superficial y que no había alcanzado ninguna arteria o vena, pero sí fue lo suficientemente profundo cómo para que él lo notara. Sin que él lo supiera, debajo de la cama había un frasco de suero con una pequeña válvula. Al hacer el corte se había abierto la válvula del frasco para que el condenado creyese que era su sangre la que se oía caer en la vasija. Pero en verdad, era el suero lo que se oía gotear en la vasija. Cada diez minutos, el científico, sin que el condenado lo viera, cerraba un poco más la válvula del suero y el goteo iba disminuyendo.

Mientras tanto, el condenado creía que era su sangre la que estaba disminuyendo. Con el paso del tiempo, el hombre fue perdiendo el color, poniéndose cada vez más y más pálido. Cuando el científico cerró por completo la válvula del suero, el condenado tuvo un paro cardíaco y murió… sin ni siquiera haber perdido una gota de sangre.

El científico consiguió probar que la mente humana cumple, al pie de la letra, todo lo que le es enviado y es aceptado por el individuo, sea positivo o negativo. Y tal aceptación incluye a todo el organismo, tanto la parte orgánica como la psicológica.

Con esta historia nos damos cuenta que la mente no distingue lo que es real o fantasía, simplemente cumple la información que recibe.

 “LO QUE CREAS, CREAS”

!Compártelo si te ha gustado!


martes, 3 de marzo de 2015

Los sentimientos.


Son cinco los sentimientos básicos del ser humano: amor, miedo, alegría, tristeza y enojo. De la unión de dos o más se generan otras emociones como la euforia, frustración, ira, celos entre otras.

Los sentimientos no son buenos ni malos. El que una persona sienta alegría o enojo no la hace buena ni mala, ni mejor o peor. No depende de las personas que los sentimientos existan o no, simplemente existen. Y debemos conocer y experimentar cada uno de ellos.

Muchas veces caemos en sentimientos de culpa por las creencias que tenemos de determinados sentimientos que experimentamos, diciéndonos algo así como: "yo no debería sentir o experimentar este sentimiento”, “los hombres no lloran”, “yo no debo enojarme, pero como estoy enojado entonces siento culpa y más me enojo”.

Es importante recordar que los sentimientos son nuestro modo de reaccionar frente a determinados hechos o pensamientos y es necesario comprender que debemos experimentar, reconocer y aceptar plenamente nuestros sentimientos, no reprimir ninguna emoción.

La razón más frecuente por la que no nos permitimos vivir nuestros sentimientos es porque no queremos reconocerlos, por el motivo que sea. Tenemos miedo que los demás puedan pensar mal de nosotros, que somos débiles, o incluso que puedan rechazarnos o castigarnos. En cierto modo, hemos sido programados para no aceptar como parte de nosotros determinados sentimientos.

Los sentimientos reprimidos son como el vapor que se acumula en una olla de presión; si los guardamos y permitimos que acumulen intensidad, terminaran haciendo explotar la tapa humana que los contiene, exponenciando el sentimiento reprimido. “Juanito, nunca se enoja!..”  Pero el día que se enoje, seguramente expresaría su enojo con gran intensidad que podría llegar a matar a alguien.

Siempre se ha escuchado del poder que tiene nuestra mente sobre nuestro cuerpo. Y en efecto, tiene hasta el poder de desencadenar enfermedades con relación a los sentimientos reprimidos, pues estos deben salir de nuestro cuerpo de alguna manera, y al no ser proyectadas esas emociones en su momento, existe un conflicto interno que termina por hacerse físico en forma de dolencia. La enfermedad aparece como una respuesta biológica para exigir atención sobre el problema que tenemos en nuestro interior. Se dice que cada síntoma responde a una emoción concreta.

Debemos permitirnos conocer nuestros sentimientos, vivirlos, experimentarlos, saber que se siente, pero eso sí, jamás darles el control de nuestras acciones. Podemos mencionar el miedo; experimentarlo, como ya lo dijimos, no es ni bueno ni malo. En donde debemos poner atención es que tipo de miedo tenemos, ¿miedo que nos paraliza y nos impide emprender acción? ó ¿miedo que nos acompaña y nos mantiene alerta? Es por eso que nosotros debemos conocer nuestros sentimientos. Si estas enojado; enójate, grita, saca de tu cuerpo ese enojo, pero no actúes o tomes decisiones desde el enojo ni desde algún otro sentimiento, siempre desde tu razón y con plena responsabilidad y consciencia de tus acciones.

Es importante entender que todo lo que genera tus sentimientos no es la vida, lo que quiero decir es que no es algún agente externo, no es que alguien venga y te haga enojar o que alguien o algo te haga feliz, no es el contexto sino la interpretación del contexto, son tus propias apreciaciones. Cuántas veces hemos visto la vida como algo que ocurre a nuestro alrededor, y por eso nos sentimos víctimas de la vida, víctimas de las situaciones y victimas de todo lo que nos ocurre, pero no vemos que en realidad la vida está ocurriendo dentro de nosotros, que todo lo que ocurre afuera es solo una proyección de lo que sucede en nuestro interior. Todo eso que ocurre afuera, está diseñado perfectamente para hacer una introspección y encontrarle el sentido que tiene en nuestra propia vida, el porqué y para qué nos generamos determinada situación, pero muchas veces decidimos quedarnos hundidos en el sentimiento, sin aprender nada y seguir adelante. Pero eso no nos lo puede enseñar nadie, solo la vida tiene los recursos para hacerlo.

¡Si te ha gustado compártelo!

viernes, 27 de febrero de 2015

La gran mentira...


Hace siglos la gente creía que la tierra era plana, después se pensaba que el sol giraba alrededor de la tierra, y también se llegó a asegurar que la tierra era el centro del universo. Pero no porque casi todo el mundo estuviera de acuerdo con esas creencias las convirtieron en verdad.

Los seres humanos creamos mentiras y después dejamos que estas mentiras conduzcan nuestras vidas, asegurándonos de hacer todo lo que sea necesario para reafirmarlas.

La gran mentira de la actualidad es que no somos perfectos; y que conveniente creerlo ¿no? pues es una excelente excusa para justificar nuestro comportamiento y nuestros resultados, y nuevamente casi todo el mundo está de acuerdo en que nadie es perfecto, pero ¿es verdad?

Hemos crecido con esa mentira, desde niños fuimos educados de que solo Dios es perfecto; pero si fuimos creados a su imagen y semejanza, en consecuencia ¿lo estamos llamando imperfecto?  O más bien ¿no queremos hacernos cargo y permanecer en la perfección? Ya que también fuimos creados con libre albedrio y tenemos la posibilidad de elegir.

Somos perfectos como somos creados, con nuestra condición física, nuestras virtudes, nuestros defectos, nuestras capacidades y limitantes, nuestro color de ojos y de piel. Todos contamos con amor, belleza, generosidad, creatividad, voluntad, nada de lo anterior puede desaparecer pues no posee forma ni límites.  Ahora probablemente te cuestiones, ¿y que si alguien tiene una enfermedad o discapacidad física? ¿Es perfecto? Seguramente con la información que tú tienes es imperfecto, pero ¿acaso eso que tú dices saber es la verdad? ¿Quién dice que eso que llamamos imperfecto no está alineado a la perfección según su esencia?

Durante nuestro proceso de “aprendizaje”, nos creamos una imagen mental de la perfección con el fin de tratar de ser lo suficientemente buenos. Diseñamos una imagen de cómo deberíamos ser para que los demás nos acepten. Buscamos la aprobación principalmente de nuestros seres queridos, empezando por mamá y papá, después la de nuestros hermanos, profesores, amigos  y de la sociedad misma. Queremos ser lo suficientemente buenos para ellos y creamos una imagen distorsionada de la perfección, pero no encajamos en ella.  Bajo ese punto de vista, nunca seremos perfectos. Y como no somos perfectos nos rechazamos a nosotros mismos. Gracias a esa educación en donde tratamos de ser lo suficientemente buenos para los demás, terminamos no siendo lo bastante buenos para nosotros mismos porque no encajamos en nuestra propia imagen de perfección.

El vivir con la creencia de que no somos perfectos, nos da la oportunidad ideal para justificar nuestras fallas, de justificar nuestros resultados “inesperados”, no justificando el resultado como tal, sino la falta de compromiso en nuestras acciones, el no hacer nuestro máximo esfuerzo y permitirnos entrar a nuestra zona de confort aceptando resultados mediocres en nuestras vidas, al fin… nadie es perfecto!  Y como nadie es perfecto, no es mi responsabilidad serlo, permitiéndome actuar constantemente desde mi EGO.

Pero no es suficiente con decir que somos perfectos; necesitamos creer que somos perfectos. Si creemos que somos imperfectos, esa mentira se unirá a más mentiras que la apoyarán, y todas esas mentiras juntas reprimen la verdad marcándonos cómo vivir nuestras vidas.

Ser perfectos significa estar en nuestro SER, alineados a nuestra esencia, a como fuimos creados, en plena consciencia y aceptación de nuestras capacidades y debilidades, dejando a un lado al ego y a todas esas creencias limitantes que nos sabotean constantemente.

Respeta tu cuerpo. Se te ha concedido un cuerpo perfecto para alojar a tu ser interior, independientemente del tamaño, la forma, el color o cualesquiera de las enfermedades o discapacidades que tenga, es una creación perfecta para el propósito que se te dio en esta vida. No tienes que esforzarte para estar perfecto, pues naciste perfecto; la perfección es algo que ya posees, si no la alteras. Tal vez ya alteraste tu cuerpo sano con exceso de alimento, privándolo de ejercicio o usando drogas y toxinas que lo han dejado aturdido y enfermo. Hoy es momento de declararle amor a tu cuerpo, llevando una vida de respeto a ti mismo y honrando el templo que te alberga.

Mantén una actitud de permiso y aceptación. La resistencia tan solo es la falta de armonía entre tu deseo de abundancia y tus creencias en tu capacidad generar o tu falta de mérito. Permitir significa un alineamiento perfecto. Una actitud de permiso significa no hacer caso a los esfuerzos de los demás por disuadirte de tu esencia y de tus sueños.

Imagínate que te amas a ti mismo tal como eres. Que amas tu cuerpo y tus emociones tal como son. Sabiéndote perfecto tal como eres. Solo existe la perfección y debemos tomar consciencia de ello, no hacerlo significa no estar consciente de lo que eres, una creación divina!


¡Compártelo si te ha gustado!


miércoles, 25 de febrero de 2015

Yo siempre tengo la razón !



La razón es el premio que emerge ante toda eventualidad o discusión y todos se dicen poseerlo.

Pero….  ¿De qué te sirve tener siempre la razón si vives en conflicto con los demás?


La mayoría de conversaciones que establecemos en nuestro día a día, tienen que ver con la interpretación que le damos a las cosas que suceden en nuestra vida y de la manera en que las experimentamos. Es decir, dependen de la vivencia subjetiva de cada uno de nosotros y que siempre están filtrados desde nuestra particular perspectiva.

Llegamos a pensar que nuestro punto de vista es el correcto, aceptándolo como único y verdadero y aquí es en donde entramos en conflicto con los demás, ya que probablemente ellos estén convencidos de lo mismo.     .

El aferrarse a siempre querer tener la razón es una forma de violencia, ya que este patrón de conducta generalmente termina con un “perdedor” y un “ganador”. La sumisión de la otra parte es inevitable y se considerada como abuso emocional.

Una comunicación sana consiste en que ambas partes se sientan seguras de expresar lo que piensan y lo que sienten, de expresar sus propios puntos de vista sin el temor de ser criticado o menospreciado, y con pleno conocimiento que lo que están expresando es mera interpretación personal, en base a como cada quien ve su propia realidad. Es escuchar al otro y expresar respeto por sus puntos de vista, aún y cuando no estemos de acuerdo con ellos.

Hay que tener muy en claro que querer tener siempre la razón es solo expresión de egoísmo, porque consideramos que todo gira a nuestro alrededor y de la manera que nosotros decimos.

Todos vivimos en nuestro propio mundo, en nuestra propia mente, en nuestra propia realidad bajo nuestras propias interpretaciones; los demás están en un mundo completamente distinto al de nosotros. Cuando aseguramos tener la razón, suponemos que el otro sabe lo que hay en nuestro mundo e intentamos imponérselo por encima del suyo.

Lo cierto es que no experimentamos el mundo tal cual es, sino que lo filtramos por medio de nuestro ‘sistema de creencias’. Es decir, un conjunto de afirmaciones personales que consideramos verdaderas, y que nos guían como interactuamos con la realidad. Pero cabe señalar que cada ser humano tiene su propio filtro. Por lo general, transitamos por la vida dando por sentado que el modo en el que vemos las cosas corresponde a lo que realmente son. Pero debemos estar conscientes que aún y cuando estemos 100% seguros de tener la razón, no necesariamente sea verdad ya que hemos creado esa certeza en base a nuestro conocimiento, nuestra educación, nuestras expectativas, a nuestra forma de ver y vivir la vida. Es meramente nuestra propia creación.

Te invito a que consideres las opiniones de los demás como igualmente valiosas.  Esto no significa que debes estar de acuerdo con ellos, sólo di: “Sí, yo creo que tus puntos de vista son tan valiosos como los míos, y los respeto” ó “puedo ver tu punto de vista y entiendo tu posición”.

Si te mantienes abierto a las posibilidades infinitas que hay en la vida, sin la búsqueda insaciable de imponer tu propia realidad, o sin temor de ser rechazado o menospreciado por tus creencias entonces experimentarás felicidad y paz interior.

No hay nada más
equitativamente repartido
en el mundo que la razón;
todos creen tener suficiente.
René Descartes

 ¿Qué prefieres…  ser feliz o tener la razón?


¡Compártelo si te ha gustado!



martes, 24 de febrero de 2015

El Compromiso...



CON + PROMESA

El compromiso es la promesa que vas a realizar contigo mismo y con la vida a la hora de tomar una acción o decisión. Es un acuerdo, que estableces contigo mismo y en consecuencia con el mundo, a la hora de realizar un proyecto o aquello que realmente quieres.

En la cultura organizacional se pueden expresar cinco niveles de compromiso:

Nivel 1: Obediencia: «Hago lo que me dicen a cambio de un pago». Como ejemplo, si solicito que un bolero lustre mis zapatos, eso será únicamente lo que obtendré.
La implicación para una aportación más allá de la tarea exigida no existe. El conjunto de personas que se sitúan en este nivel apenas emplean la inteligencia creativa en busca de cosas nuevas.

Nivel 2: Incentivo: «Lo hago porque me interesa; ahora mismo o muy pronto me premian por hacerlo». Un ejemplo para este nivel de compromiso podría ser el estimulo de puntualidad y asistencia que me otorgan en el trabajo, soy puntual porque me interesa el premio, y querré ser puntual mientras haya sido puntual los días anteriores, pero al momento de tener un retardo no cumpliré con la misma satisfacción mi compromiso de ser puntual.
Esta forma de contrato emocional es débil y se fragmenta con facilidad cuando no se alcanzan los logros. Sólo la existencia continua de resultados garantiza que este nivel no se rompa.

Nivel 3: Obligación: «Lo hago bien porque yo soy el responsable de hacerlo y he de rendir cuentas a otra persona de rango superior». Así las estructuras de responsabilidades construyen esa pirámide con la que frecuentemente se representan a las organizaciones y los objetivos. En donde hago lo que hago porque TENGO QUE hacerlo.

Nivel 4: Crear valor: «Busco el logro y la acción propia orientados a los que me rodean». El incentivo para seguir comprometido es el reconocimiento emocional que recibo de los demás.

Nivel 5: Alineamiento: «El proyecto me compromete porque está alineado con mi futuro». Este alineamiento está relacionado con mis objetivos personales, están involucrados mis sueños, por tal motivo HAGO LO QUE SEA NECESARIO para conseguirlos. Aquí SI o SI genero mis resultados.

Estos cinco niveles pueden existir en cualquiera de nosotros hay que ver en cual nos situamos, si no visualizamos el futuro o sabemos con certeza que es lo que queremos, entonces creamos un espacio en donde no vale la pena comprometerse.

Te invito a que te comprometas contigo mismo a nivel 5. Que cada compromiso que hagas lo realices como si tu vida dependiera de ello, pues realmente así es, tus resultados y la satisfacción generada en tu vida está en función de que tan comprometido estas con tus pensamientos, palabras y acciones.

Te invito que seas consiente a lo que te comprometes y que te comprometas por elección; sabiendo que lo que haces, si decides hacerlo, es porque será lo mejor para ti. Que bajo cualquier circunstancia siempre hagas tu máximo esfuerzo, independientemente del resultado que vayas obteniendo, sigue haciendo tu máximo esfuerzo, ni más ni menos. Sí intentas esforzarte demasiado para hacer más de lo que puedes, gastaras energía innecesaria y al final tu rendimiento no será suficiente para continuar, si por el contrario no das lo mejor de ti, terminaras con culpas y frustraciones.

Compártelo si te ha gustado!


sábado, 21 de febrero de 2015

Ser congruente...


La congruencia es vivir alineado en lo que sentimos, decimos y hacemos. Lo contrario de aquella persona que contradice su acción con su pensamiento y con su sentir.

Un ejemplo de congruencia son aquellas personas que dicen que su salud es su bien más preciado, que de nada les sirve el dinero, las propiedades y el éxito si no se encuentran lo suficientemente sanos como para disfrutarlos, y en consecuencia hacen lo necesario para mantenerse sanas, identificando las claves de una vida saludable y luego ajustan su estilo de vida para alinearse con el ideal; cuidan lo que comen, hacen ejercicio, descansan el tiempo recomendado, llevan relaciones en armonía, buscan un trabajo que les satisfaga emocionalmente.

En el otro extremo están las personas incongruentes: piensan que la salud es importante pero llevan una vida sedentaria, fuman y comen alimentos tóxicos; piensan que les deben la vida a sus padres pero no los procuran en lo más mínimo; consideran que lo importante en la educación de sus hijos no son solamente las palabras sino el ejemplo y sin embargo discuten constantemente frente a ellos; o los que dicen que la familia es lo más importante y se la pasan de sol a sol encerrados en su trabajo.

La mayoría de nuestros problemas, en especial aquellos a los que no les encontramos una solución, se generan por no ser congruentes con nosotros mismos.

Cuántas veces no nos dejamos llevar por lo que pensamos o por lo que sentimos. En muchos casos, pedimos consejo a otras personas y hacemos lo que nos dicen, de esta manera lo único que estamos buscando es no ser responsables del resultado de nuestras acciones, justificándonos, yo hice lo que me dijeron, pero si yo hubiera hecho lo que creía hubiera obtenido otro resultado.

Suele suceder que por “deber ser” de cierto modo, por cumplir “expectativas” de los demás o por el “qué dirán” dejamos a un lado nuestra esencia, dejamos de ser congruentes. Esto genera confusión emocional y una sensación de no estar siendo fieles con nosotros mismos.

Una cosa es tener en cuenta a las demás personas en nuestras decisiones y otra diferente es dejar de lado la lealtad que nos debemos como seres únicos, por tratar de agradar a los demás por encima de nuestras propias creencias y convicciones. Esta falta de respeto que nos podemos llegar a tener cobra factura a nuestra mente, a nuestros sentimientos e, incluso, a nuestro físico. Además, quienes nos rodean se dan cuenta si somos congruentes o no, y esto afecta nuestra capacidad de que nos consideren confiables.

Ser congruente no es una alternativa pasajera, no se trata de ser congruente de vez en cuando, ser congruente es un estilo de vida, ser congruente es un compromiso con uno mismo.

Si estás alineado en lo que piensas, dices y haces, serás una persona genuina, tendrás a tu disposición toda tu lucidez y potencial. Atrévete a ir por lo que quieres, sin miedo de expresar tus intereses y sentimientos, y sobre todo se impecable con tu palabra.

¡Compártelo si te ha gustado!

viernes, 20 de febrero de 2015

Sobre las Expectativas...



Vivir con expectativas es una forma de vivir negando la vida misma porque mientras más limitamos el curso natural de las cosas, más estresados e infelices vivimos con los resultados obtenidos. Quien vive con expectativas no disfruta el proceso de la vida, solo vive enfocado en querer controlar y manipular todo, y esto es verdaderamente desgastante tanto mental como energética y físicamente.

Mientras más nos aferramos al resultado, más nos enfocamos en cómo deben ser o darse las cosas, dejando menos espacio libre para sorprendernos y disfrutar lo que está sucediendo de verdad, es decir, limitamos la generosidad del universo que incluso es mucho más espléndido que nuestras propias fantasías mentales y en su lugar más estresados e inconformes nos sentimos dada la rigidez de nuestro pensamiento en cómo las cosas se deben presentar o los resultados que debemos tener.

Nuestras “propias” expectativas se han creado a partir de expectativas ajenas y de la sociedad, creyendo que si cumplimos con ciertos patrones enfocados en el hacer o tener algo está relacionado en cómo me voy a sentir, lo cual es falso.

Cuando una persona comienza un proyecto, se dispone a ver un espectáculo, realiza una acción en beneficio de otro, etc., crea una ilusión con ciertos resultados o respuestas esperadas, los imagina con detalle y tal vez muy por encima de las posibilidades reales, y al toparse con la realidad, muchas veces se convierte en una gran frustración. Esto se debe a que las expectativas que nos creamos son en base a como es uno mismo, con lo cual pretende que los demás actúen como actuaría él, pero cuando la realidad es otra cosa, hace que su expectativa se derrumbe y sienta enojado y con una gran frustración.

Vivir al pendiente de que se cumplan expectativas hacia los demás, hace que nuestros estados de ánimo estén en un sube y baja constante, ya que no tenemos el control sobre los demás. Es muy difícil que las personas actúen como quisiéramos, esto se debe a que cada uno es diferente, tenemos diferentes valores, entornos distintos, formaciones y creencias distintas, es decir, cada uno actuará en base a lo que es.

Vivir sin expectativas y sin esperar un resultado único es fundamental para una vida llena de paz. Una forma de enfocar correctamente nuestra atención y evitar tener expectativas es vivir en el momento presente, es concentrarse más en el proceso de lo que se hace que en el resultado. Cuando sentimos satisfacción en el proceso, aceptamos el resultado reconociéndolo como el mejor que pudimos obtener, cualquiera que este sea.

Nuestra tarea es dedicarnos a SER nosotros mismos, haciendo las cosas desde nuestra autenticidad y con total honestidad, con nuestras virtudes, debilidades y capacidades, con nuestros aciertos y errores, sin pedir ni exigir nada a cambio a los demás; entonces así se vive libre, sin peso y fluyendo ante los eventos que se nos presentan en la vida, experimentándolos tal cuales son, sabiendo que hemos dado lo mejor de nosotros.

Todas las personas interpretan lo que ocurre a cómo es que “ocurre”,  pero hay que resaltar que la interpretación que le damos a esas situaciones realmente no tienen causas externas, sino internas. Es decir, que lo que yo estoy viviendo procede de mí. ES UNA CREACIÓN MÍA.

Entonces, te invito a crear una vida de paz, a dar la mejor de las interpretaciones a todo lo que generas, en donde te permitas sorprender como un niño ante lo que el universo tiene reservado para ti. 

¡Compártelo si te ha gustado!

miércoles, 18 de febrero de 2015

¿Cómo nace un paradigma?



Un grupo de científicos colocó cinco monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y sobre ella un montón de plátanos. Cuando un mono subía la escalera para agarrar los plátanos, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo.

Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros propinaban tremenda golpiza, Pasando algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de los plátanos. (Nada tontos…) entonces, los científicos sustrajeron a uno de los monos. La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le acomodaron tremenda paliza. Después de algunas golpizas, el nuevo integrante del grupo ya no quiso subir más la escalera. (De tontos..),  (aunque nunca supo porqué le pegaron).

Un segundo mono fue sustituido y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo en la golpiza del novato. Un tercero fue cambiado y se repitió el hecho, también le dieron tremenda porriza.  El cuarto y finalmente el último de los veteranos fue sustituido. Los científicos se quedaron entonces, con un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase subir la escalera, con certeza la respuesta será: ¡No sé, las cosas siempre se han hecho así aquí!  ¿Te suena conocido?

… ¿Por qué estamos haciendo las cosas de una manera, si a lo mejor las podemos hacer de otra? …

Es más fácil desintegrar un átomo que un concepto.

–Albert Einstein-


¡Compártelo si te ha gustado!